En tiempos recientes ha explotado el movimiento que hoy se define como cultura maker. Si echamos la mirada atrás y contrastamos la definición actual de este concepto con la forma en que nace la MTB, no cabe duda alguna: aquellos orígenes representan un adelanto de lo que hoy se denomina cultura maker.
Si acaso el matiz cabe situarlo en la creación de un artefacto radicalmente nuevo o en los nuevos usos que se quieren dar a uno ya existente. Sin embargo, la cultura maker no puede no partir de elementos ya existentes. Los pioneros hackearon sus Schwinn Excelsior originales para adaptarlas a un uso diferente en las pistas y senderos Mount Tamalpais allá en California. Quizá nunca se definieron como makers pero ahora no queda otra que bautizarlos así desde la contemporaneidad.
La cultura maker explota un nuevo vínculo de la persona con el objeto físico y plantea una aproximación social y constructivista. Cuando se observa la forma en que por ejemplo se intercambia conocimiento en torno a la MTB en un foro en Internet, desde luego que parecen evidentes los paralelismos. Todo se organiza en torno a la pasión por el objeto -como seña de identidad y pertenencia a una tribu- mediante flujos de intercambio de conocimiento con evidente intención de modificarlo y de, hasta cierto punto, convertirlo en el market of one person.
La personalización del producto convive, no obstante, con valores sociales comunitarios: se comparte lo que se sabe como forma de conseguir un progreso global. Junto al deseo individual emerge una construcción social de conocimiento que genera orgullo y sentimiento de pertenencia.
En la wikipedia podemos leer en torno a la cultura maker:
Learning emphasizes learning-through-doing (constructivism) in a social environment. Maker culture emphasizes informal, networked, peer-led, and shared learning motivated by fun and self-fulfillment. Maker culture encourages novel applications of technologies, and the exploration of intersections between traditionally separate domains and ways of working including metal-working, calligraphy, film making, and computer programming. Community interaction and knowledge sharing are often mediated through networked technologies, with websites and social media tools forming the basis of knowledge repositories and a central channel for information sharing and exchange of ideas, and focused through social meetings in shared spaces such as hackspaces.
¿No es el MTB una manifestación actual de esa cultura maker?
«se comparte lo que se sabe como forma de conseguir un progreso global»
Al leerlo he pensado que vivimos tan rápido que no llegamos enterarnos de lo que sabemos e incluso a veces no lo compartimos porque no somos conscientes de que pueda aportar algo. Es decir, sin la relación con otras personas no tenemos referentes.
Igual es una tontería pero al hilo de esa obviedad que acabo de escribir se me ocurre otra, que no sabemos preguntar. Saber preguntar es un acto de humildad pero también de reconocimiento.
Me gusta mucho el aspecto del blog, sobrio y elegante. Doy por inaugurado mi acompañamiento en tu nueva ruta 🙂
Qué alegría verte por aquí, Isabel. Aún no me he puesto manos a la obra a difundir que empiezo ya por fin con este proyecto vinculado al doctorado. Estoy estas Navidades hurgando en los orígenes de la bici de montaña a comienzos de los años 70 en California. Una auténtica diversión. Ah, por cierto, estoy también con una recopilación de películas que tengan a la bicicleta como uno de sus elementos principales. Ya lo compartiré 🙂