Modo ironía ON.
Pues sí, uno de los grandes temas de conversación en un foro de discusión en torno a una MTB de doble suspensión de rally como es la Orbea Oiz es el gramo. Esto supone considerar que no es igual una báscula que otra y que depende de a qué hora peses un componente el dato que aporte la báscula puede que no sea el mismo. Sí, no me mires tan raro. Eso pasa.
Claro que algo que en este caso ayuda a establecer el centro de la diana en cuanto a peso es un número de referencia: el 10. Sí, ese número es mágico. Una bici doble sub10 es la envidia de cualquier biker. Así que con la bici ya en el mercado comienza una carrera sin fin: cómo vamos a arrancarle gramos. Y vale (casi) todo.
El peso es una pregunta constante a la hora de decidir la compra de una bici del estilo de la Oiz. Cada componente es susceptible de recibir una rebaja en gramos por lo que la pelea por alcanzar cifras de las que enorgullecerse admite múltiples vías: manillar, tija, bielas, transmisión, platos y piñones, ruedas, cubiertas… Por supuesto hay que partir de un cuadro digno que permita competir en esta otra carrera: la de quitarle lorzas a la bici.
Supongo que llegará un momento en que la obsesión se detenga. O no. Porque los fabricantes saben de esta obsesión. Así que ellos también pelean en la báscula por sacar pesos pluma para sus componentes. Un sillín al que le rebajes treinta gramos puede ocupar enseguida el hall of fame. Y lo mismo sucederé con los grupos de transmisión, las ruedas y lo demás.
Frente a toda esta auténtica locura hay que considerar también al humano que va encima. Pero esas lorzas son de otro tipo, más admisibles por la debilidad con la que llegamos al mundo. Ya se sabe que la ciencia dice que la cerveza ayuda a bajar de peso. Pues eso. 🙂
