Compartimos en este post la referencia de un libro que aborda con un lenguaje desenfadado la cultura ciclista en su más amplio sentido. Se trata de Biciosos, de Pedro Bravo, publicado por la editorial Debate en 2014. El subtítulo: ¿Por qué vamos en bici? y otras preguntas que te haces cuando vas a pedales.
Se enfoca sobre todo al uso de la bicicleta como herramienta para la movilidad pero repasa desde muy diferentes perspectivas la cultura ciclista en su más amplio sentido. Aporta también algunos datos interesantes sobre la tendencia a utilizar más la bici y menos el coche y cómo este pierde presencia entre la gente joven.
Son los jóvenes los que, según muestra este informe [se refiere a uno realizado por Frontier Group y titulado Transporte y nueva generación], parecen estar abandonando más rápidamente la pasión por ir en coche. Entre 2001 y 2009 cae un 23% la media de kilómetros hechos en automóvil por personas entre los dieciséis y treinta y cuatro años. Hacen menos viajes en coche (un 15% menos) y más cortos (un 6%), e incluso hay un 5% más de muchachada sin permiso de conducir. Como es lógico, suben otras formas de transporte: bastante el coche de San Fernando (16%), mucho la bici (24%) y una barbaridad el transporte público (40%).
Sí, el autor se refiere al mercado americano pero algo parecido sucede en Europa. Las bicis ganan presencia en las ciudades y se conforman como un gran elemento de modernidad. Sobre este asunto gira el libro. Bueno, no solo, pero sí que aporta pistas para entender cómo y por qué estamos asistiendo a un cambio de hábitos.
Si bien el foco está lejos de nuestro grupo de usuarios de la Orbea Oiz, incorporamos aquí la referencia al libro para entender dinámicas de más amplio espectro, tendencias que ayudan a enmarcar lo que está sucediendo con la bicicleta. Conviene también ampliar horizonte y situar el contexto comprendiendo qué sucede hoy alrededor de la cultura ciclista en general. Y puestos a adoptar un enfoque optimista en torno en torno a todo este movimiento alrededor de la bici, nos quedamos con una breve pero potente reflexión que nos hace casi al final su autor:
Yo voy en bici porque me hace feliz, lo tengo clarísimo.
