No sé si debería estar preocupado o no. El caso es que sacar adelante el doctorado me está aislando del «frente de batalla». Es cierto que te sumerge en otro universo que parece moverse en un plano paralelo a la realidad empresarial. Los ritmos son diferentes y los niveles de análisis también. El «rigor» metodológico pasa a primer lugar y el proceso de trabajo se ralentiza debido en buena parte al volumen de información que hay que manejar. Ya digo, no sé hasta qué punto me preocupa, pero es evidente que cierto desasosiego genera.
La decisión está tomada y vamos con ella hasta el final. En junio de 2018 quiero leer la tesis y para ello tendré que depositarla en marzo del año que viene. Un año es, por tanto, lo que queda por delante. En este año tengo que llevar a cabo dos fases más del trabajo de campo. Hablo de la segunda ronda de entrevistas a usuarios y de un workshop que culminará en cierta forma el proceso. Luego a escribir.
Desde que comencé «en serio» hace ya ahora casi dos años, he tenido que ir apartando proyectos de consultoría de mi actividad profesional para centrar la actividad en el doctorado. Solo he mantenido mis compromisos con Euskalit -disculpas hacia ellas/os porque siempre les ando recortando dedicaciones que me han solicitado por diversos asuntos- y un par de proyectos muy concretos de estrategia, además de algunos talleres y conferencias. A esto añado, claro está, mi dedicación en la universidad en docencia e investigación. Pero, por lo demás, grifo cerrado. ¿Qué haré cuando termine esta fase y lea la tesis? Tengo mis dudas porque será tiempo de volver a la vida civil, esa que aparté debido al doctorado.
Tampoco es cuestión de llorar porque es lo que hemos elegido. Lo hacemos porque queremos, porque nos gusta y porque -también hay que decirlo- disfrutamos con ello. Menos mal. Porque la ruta es suficientemente larga como para que, sí o sí, lo que cada cual elija como materia prima para su doctorado sea de verdad algo que apasiona. Tengo la suerte de que me gusta escribir y esto hace el camino más sencillo pero es verdad que ahora que llevo ya tanto tiempo con el doctorado, me pongo a reflexionar y alcanzo esta conclusión: hay que tenerlo claro porque momentos de crisis llegarán.
Disculpad este post más bien personal, pero me apetecía introducir una reflexión que quizá pueda ayudar a quien un día se ponga manos a la obra con su tesis doctoral. En ello estamos, superando una pequeña crisis que era más que evidente que tenía que llegar. Más de un día me ha costado ponerme con todos los materiales derivados de las veinte entrevistas que he realizado y los cientos de artículos que tengo catalogados en el gestor bibliográfico. Me ha costado y me sigue costando. Pero en cuanto vea un poco la luz de por dónde avanzar seguro que se disipa la niebla. Muchas veces cuando subes con la bici entre la bruma sabes que arriba luce el sol. Hay que atravesar la niebla para llegar a la cumbre donde seguro que todo se ve más claro.
Jajá, eres un campeón. Piensa que nos quedan más de 650 km por Girona para compartir nuestras dudas y para generar otras nuevas…
Sí, será un buen momento para re-intoxicarse con ¡más bici! 🙂
Creo que vivo en un bucle últimamente jeje
Te comprendo perfectamente. Las carreras de fondo, los ultramaratones, cuestan un horror. No es facil mantener la tension y el foco tanto tiempo. Se acabo el chollo de los posts, que disparas de un tema y a otra cosa mariposa. Me identifico contigo porque me pasa lo mismo con mi libro, que es la «tesis» que yo estoy haciendo. ¡¡animo con los baches , ya te queda menos!!
Supongo que lo sabíamos, que llegan momentos de duda, pero, buff, puede ser que la «acción» típica del frente de batalla al que estamos acostumbrados nos reclame. En mi caso, desde luego, los ritmos y el «pozo» en que te mete un proyecto así es algo que hay que tener muy claro porque este «ultramaratón», como tú lo llamas, se va comiendo energía por el camino. Habrá que buscar nueva gasolina porque el depósito marcaba reserva 😉
Es curioso la forma de hablar q tenemos los univeritarios, como si hubiese dos mundos, el real y el académico. Y es cierto q el académico tiene sus peculiaridades, pero no dbe apartarnos de la vida normal. Escribir una tesis requiere dedicació, constancia, trabajo, fe, optimismo, energía. Pero no deja de ser una actividad, y como tal, restará tiempo a otras. Pero, no te obsesiones.
Por experiencia te digo que cuando pasan los años y la ves con perspectiva (a la tesis) te parece una tontería incluso. Para mí, valga el símil, es cuando veo las fotos de la boda y me pregunto ¿cómo me pude vestir así? En fin ¿cómo pude escribir aquello, cómo me lo publicaron?
Así que tranquilo, disfruta haciéndola, de lo cual ya estoy segura, y en momentos de duda, pues un paseito, despejarse y seguir. Me alegra leer tus publicaciones aunque a veces me pierda en el tema, aprendo.
Gracias por el tono optimista. Sí, supongo que el tiempo pone la distancia suficiente como para relativizar este esfuerzo. También creo que ocurre que a veces soy demasiado perfeccionista con algunas cosas y eso, claro, dilata el esfuerzo. En fin, seguro que uno acabará riéndose de aquel traje que usó en aquella ceremonia jejeje.