Ya hemos pasado el ecuador. Miro el calendario y veo la fecha que me sirve de referencia: junio de 2018. Será entonces, si todo va bien, cuando tendré que defender mi tesis doctoral. Parece que queda tiempo, pero créedme cuando os digo que va milimetrado. Ahora bien, si miro hacia atrás, muchas cosas han sucedido. ¿Cuáles?
Recomendaría a cualquier doctoranda/o que abriera una bitácora de su viaje. Porque así lo podemos entender, ¿no? En nuestro caso, con el hábito que tenemos de bloguear, la decisión fue sencilla: en este sitio web que abrimos para narrar la aventura del doctorado habilitamos una página para contar lo que íbamos haciendo. De esta forma, me sirve a mí pero también a cualquier otra persona para disponer de un visión panorámica de las actividades que implica el doctorado.
A fecha de hoy en ese registro el listado muestra 50 actividades. Todo comenzó (aunque en realidad la decisión fue posterior) hace más de dos años y medio cuando decidí comprar la Orbea Oiz. Entonces yo no sabía que un usuario había abierto un foro de discusión en Internet para hablar de esta bici. Y ese mismo usuario tampoco podía saber que en julio de 2017, tres años después de que lo abrió, se sobrepasaría de largo la cifra de 40.000 mensajes intercambiados en él. Esa es la materia prima que me está sirviendo para alimentar el doctorado, además, claro está, de las lecturas para conformar el marco conceptual.
Ya hemos tenido algún pequeño bajón porque el camino es largo. Van a ser más de tres años dedicados al doctorado. No es broma. Por eso, ahora que vuelvo de ocho días pedaleando con la Oiz por Girona, me apetecía escribir este post para detenerme un momento, ver lo recorrido y animarme a mí mismo para lo que queda de ruta. Todavía queda, todavía queda.
Hala, hala, tira para adelante!!!
No queda otra, no queda otra, estando donde estamos jejeje
Sube plato y baja piñón y FIBRA !!!!
Allá vamos 🙂