Esta semana pasada ha asistido a un par de clases de redacción de textos científicos. La primera enfocada a la escritura y la segunda a la publicación. Desde mi punto de vista las veo más necesarias al comienzo de un programa de doctorado, pero han llegado ahora y bienvenidas sean. Junto con las que tienen que ver con las técnicas de búsqueda y las relacionadas con el diseño de metodologías de investigación, creo que conforman los cimientos para llegar a redactar una buena tesis doctoral. Todavía me falta, pero cada vez queda menos.
Escribo este artículo, Frases cortas, estructura clara y un hilo lógico, porque en el fondo la tentación de complicar la escritura para supuestamente elevar el valor académico está ahí. Una simple secuencia de sujeto, verbo y predicado queda sepultada por un buen número de incisos todos apelotonados para abrumar a quien lee. La producción académica es simple; no puede ser de otra manera. Son cuatro pasos:
- Introducción
- Métodos y técnicas
- Exposición de resultados
- Conclusiones y debate
Insisto, no hay más. Claro que cada paso obliga. Una introducción para poner en perspectiva, introducir el marco conceptual, ubicar los objetivos comparando con lo ya existente y, en definitiva, colocar a quien lee en la mejor disposición para entender lo que viene a continuación. A partir de aquí, entramos en escena: métodos y técnicas. Primero, para convencer de la validez, hay que exponer cómo se ha investigado. Y hay muchas formas, pero en el fondo deben trasladar rigor.
El paso siguiente cae por la lógica de los hechos. Algo ha sucedido al aplicar los métodos: es preciso exponer resultados. Sea a través de técnicas cuantitativas o cualitativas, hay datos que son los que son. Eso sí, cuidado con que el dato sea el que quien investiga quiera que sea. El sesgo del investigador, sus convicciones para tener razón, su enamoramiento de lo analizado, representan un peligro para un apartado como este, puramente expositivo.
Y como toda buena película, llega el momento de concluir, de aplicar conocimiento y transformarlo en sabiduría. Razones, lógicas, porqués, cómos , cuándos y cuántos. Los hechos se interpretan y generan avance, sea de manera diáfana o con claroscuros. Las conclusiones pueden ser evidentes o no tanto. Ahí se debe aplicar la mejor de las inteligencias de quien investiga.
Sí, escribir desde la perspectiva científica son cuatro simples pasos. De tan simple a veces tan olvidado. Por eso nuestro blog se acuerda de ello: para volver a escribirlo. Porque a escribir bien se aprende escribiendo. Y leyendo. Pero sobre todo escribiendo 😉
La imagen es de Denise Krebs en Flickr.