En tesis doctorales que he consultado a modo de ejemplo y para tomar como referencia no suelo encontrar índice de temas y autores. Es decir, aparece el índice con los diferentes apartados, el de gráficos e ilustraciones y también el de tablas, pero el de temas y autores está desaparecido en combate. ¿No sería lógico incluirlo en un documento que precisamente se caracteriza por su profusión a la hora de listar literatura académica de referencia y que aporta un determinado marco conceptual?
Esto me lleva a una siguiente reflexión muy simple: quizá es que demasiada gente no sabe manejarse lo suficientemente bien con el procesador de textos. No hablo ya de otros soportes como un gestor bibliográfico o de las habilidades de búsqueda en Internet. No, me refiero a algo tan básico como manejar bien el Word o el Libre Office de turno cuando vas a escribir un documento de más de 100.000 palabras, algo habitual en muchas tesis doctorales, incluida la mía.
Creo que un índice de temas y autores aporta un valor básico: ayudar a quien lee la tesis doctoral a localizar aquella información que le resulta de mayor interés. No tiene otro sentido. Lo veo como una especie de obligación de quien escribe hacia quien lee. Un ejercicio de empatía para hacer más amable algo que demasiadas veces no lo es en absoluto (algo parecido pasa con la introducción de elementos visuales).
Generar el índice de temas y autores requiere, claro está, la reflexión sobre qué temas son los que se han abordado. Esa lista de temas no es sino una especie de mapa. De alguna forma sería como la lista de carreteras principales por las que se ha circulado. Saber en qué páginas se ha escrito de tal o cual asunto ayuda a quien lee a ir rápidamente a lo que le interesa en particular. A diferencia del índice de autores, que solo supone marcar a las autoras y autores que se han citado, el de temas requiere un ejercicio previo: listar los temas que queremos llevar al índice.
Un truco: cuando uno se cansa durante la redacción, volver a pulir el índice de temas y autores se convierte en un ejercicio que introduce novedad en la composición del documento. En fin, va como simple recomendación: si escribes una tesis doctoral, incluye un índice de temas y autores. Por favor.
La imagen en Flickr es de Dan Taylor-Watt.