Este lunes pasado les entregué por fin a mi director y codirector el capítulo de metodología. Así pues, además del de Introducción, que lo repasaremos al final, he entregado ya tres de los cinco que contendrá el documento: Contexto: propósitos, objetivos y preguntas de investigación, Marco conceptual y Metodología. Quedan ya solo el de Resultados y el último, el de Conclusiones, limitaciones y líneas futuras de investigación.
No quiero ser llorica, porque por aquí han pasado antes que yo miles y miles de personas con la misma tarea, pero escribir me está costando más de la cuenta. Quizá porque, frente a la libertad de escribir en blogs (algo que me sale de manera natural), aquí hay un guión y todo debe alinearse con rigor para trasladar la suficiente solvencia de lo que estás haciendo. En mi caso, más aún, al haber decidido utilizar la observación participante, lo que lía algo más el rol que como investigador te asignas.
Al margen de lo que escribamos en los dos capítulos finales, debo decir que este capítulo de metodología me ha aportado mucho. A fin de cuentas se trata de aprender a investigar. Vale, hay que elegir sobre qué y cómo, pero en el fondo, la tesis doctoral te obliga a aprender sobre metodología. Ha habido que leer sobre la triangulación, profundizar en las posibilidades y requerimientos de la observación participante o buscar el sentido de mezclar cualitativo y cuantitativo. Damos todo ese tiempo que nos ha exigido por bien empleado.
También hay que tener en cuenta que decidimos llevar a cabo un estudio piloto. Finalmente he incorporado sus resultados en este capítulo de metodología porque me parecía más lógico dejarlo ahí que no como parte del siguiente capítulo. Me sirvió para confirmar que estaba ante un caso relevante. Algo que me dio ánimos y que recomendaría a otras personas que se pongan con la tesis. Mejor contrastar que merece de verdad la pena el fenómeno que hayamos decidido investigar.
Aquí seguimos, en la cueva de la escritura. Ahora toca manejar las hojas de cálculo, las anotaciones de las entrevistas, la categorización de contenidos y cientos de notas repartidas en distintos lugares. La carpeta que contiene lo relativo a la tesis ocupa en este momento ¡¡10,5 Gb!! Sí, hay copias de seguridad y contiene artículos, pero no deja de ser el síntoma de una posible enfermedad del doctorando: queremos manejar demasiada información 😉
La imagen es de popofatticus en Flickr.