He tenido la oportunidad de pasar tres días en Andorra y, aunque no disponía de mucho tiempo, he aprovechado para llevarme la bici de carretera y hacer algunas subidas a los puertos típicos: la Collada de Beixalís, Engolasters, La Comella y el Coll de la Gallina. En la cima de este último, que fue final de etapa en la reciente Vuelta a España, una pequeña escultura agradece al exciclista profesional Purito Rodríguez, su dedicación a la hora de promocionar el ciclismo en Andorra.
Como recordaréis, comentábamos aquí hace unos días la amplitud que ofrece la bicicleta a la hora de entender su impacto económico. Andorra necesita encontrar alternativas a su turismo de nieve. El año es largo y, más allá de la tradicional avalancha de aficionados enamorados de los deportes blancos, el pequeño país pirenaico necesita otros alicientes. Es ahí donde aparece el ciclismo.
Desde luego, si lo que te gusta es subir puertos, allí tienes un buen número de opciones. La sensación que me ha dado es que el asfalto, por ahora al menos, está perfecto. Algo que se agradece cuando son las ruedas finas las que se deslizan por él. Ahora bien, la zona poblada del fondo del valle se convierte en una pequeña trampa llena de tráfico. Son dos mundos muy diferentes: elevarse hacia las montañas y pedalear tranquilamente mientras ganas vistas espectaculares frente a la presión de la vida allá abajo pegada a las compras y el frenesí del consumo.
Por otra parte, no hay que olvidar el potencial que encierran las pistas de esquí para la modalidad de descenso de MTB. Europa hace tiempo que descubrió esta otra oferta y balizó sus pistas de descenso de la misma forma en que se catalogan las de esquí. Así pues, el MTB tiene también su opción. Quizá queden por explotar las posibilidades de un MTB no tan extremo como el que plantea el descenso.
Conste que tengo la impresión de que la explosión de la actividad ciclista en Andorra está solo en sus primeros pasos. El hecho de que determinadas figuras mediáticas del estilo de Purito Rodríguez o de que muchos ciclistas profesionales se hayan afincado allí seguro que ayuda en la promoción. Quizá un siguiente paso sea emular a Suiza, que ya ha recogido la relevancia de la bicicleta en una reforma de la constitución que recientemente han aprobado. Tiempo al tiempo, ¿no?