Suiza es un país particular, no cabe duda. Entre otras cosas, debes saber que cuenta con la tercera constitución más antigua en vigencia de todo el planeta, por detrás de las de Noruega y Estados Unidos. Pues bien, en esa constitución los suizos han decidido ahora incorporar una referencia directa a las vías ciclables y no solo a las pedestres, las cuales ya estaban presentes desde hace bastantes años en su texto.
El caso es que el pasado 23 de septiembre lo aprobaron en referéndum, como tienen por costumbre. Sí, cosas de funcionar como una democracia casi directa. Pero, ¿por qué introducir la bicicleta en la ley de leyes de un país? Esta creo que es la pregunta fundamental porque implica una respuesta inequívoca: la bici contribuye a mejorar la calidad de vida de la ciudadanía. ¿Nos queda claro? Bueno, vamos con argumentos, tirando para ello de los que se proponían en el referéndum para pedir el voto afirmativo:
- contribuye a una mejor gestión de la movilidad
- reduce el número de accidentes de ciclistas
- permite impulsar por un lado el progreso técnico asociado a la bici eléctrica y por otro el progreso social al ganar cuota a los automóviles
- se eliminan ruidos y se emiten menos gases de efecto invernadero
- impulsa un turismo más amable y conectado con el entorno natural
Hay que reseñar que el 65% de los hogares suizos posee ya una bicicleta y que cada vez se adquieren más bicis eléctricas (un 16,3% de crecimiento en 2017 respecto al año anterior), algo que parece una tendencia global. Así pues, quizá haya llegado el momento de hacer hueco a la bici en las prioridades de la gobernanza actual. Más allá de lo que puede aportar de beneficio a la salud, conviene tomar en consideración lo que aporta como elemento de cohesión social. El hecho de que la constitución de un país la incorpore en su texto es toda una declaración de intenciones.
Puedes leer más en torno a este asunto en el artículo que Carlos Orti ha publicado en ConBici: La bicicleta entra en la Constitución Helvética.