Hace ya cierto tiempo que los viajes en bici que llevo a cabo implican como todo equipaje una simple mochila a la espalda. Esto te da una libertad absoluta a la hora de moverte. Prácticamente puedes hacer el mismo tipo de ruta que harías un día que salgas al monte con la bici de montaña en tu zona habitual. Sí, de acuerdo: llevamos cinco kilos a la espalda y si la ruta va a alargarse durante más de una semana el ritmo no será el habitual. Claro, venimos a disfrutar y no tanto a morir en el intento echando espumarrajos por la boca porque hemos disparado las pulsaciones hasta el límite, ¿no? Take it easy, please!
No obstante, creo que hay muchas alternativas para viajar en bicicleta. Hasta los hay que van con su perro a cuestas como Pablo Bikecanine o como Eva y Sergio de Viajar and Roll. Por opciones que no sea. Cada cual debe buscar la forma en que disfrutar. Y somos tantos los humanos y tan diferentes que no hay forma de agotar las posibilidades. Yo lo hago en plan minimalista. Pero tú podrías hacerlo con 50 kilos de equipaje encima. Que no sea yo quien te quite la ilusión.
El minimalismo se cultiva. Ropa o calzado de peso mínimo, mochila contenida para evitar la tentación de meter más de lo que debes, dosis adecuadas en volumen al tiempo que durará el viaje, solo una segunda muda que implica lavar a menudo… Y así con todo. Tres semanas en las que descubres que puedes vivir así, con una simple mochila encima. Ten en cuenta, además, que si pasas por lugares civilizados siempre quedará la opción de comprar algo que necesitáramos.
Antes había que usar cartografía en papel y rutómetros impresos. Hoy el GPS y el móvil han sustituido aquella otra forma de documentar el viaje. Los mapas siguen ahí, pero en sus versiones digitales. Implica también, claro está, pensar en que la tecnología puede fallar por lo que necesitamos un plan de contingencia. Mejor llevar cartografía digital por duplicado en dos dispositivos diferentes.
A mí siempre me ha gustado preparar los viajes. Leer de los lugares por donde pedalearé. Quizá eso me proporciona una dosis extra de seguridad. Leer me ayuda a anticipar, pero la experiencia del aire, el sol o la lluvia en la cara solo llegarán cuando pedalee por el lugar en cuestión. Así que no hay problema en quitar encanto al viaje. Saber del viaje que vas a hacer te ayuda a entender cómo puedes aplicar el minimalismo del que hablo.
Es evidente que practicar cicloturismo minimalista implica no llevar tienda (puede que sí saco) y usar alojamientos techados. También limita para pedalear por lugares muy aislados donde haya que cargar con comida y bebida para varios días porque no hay alternativa. Es una limitación del minimalismo (aunque algún día experimente algo en esa línea). Menos es más. Pedalear llevando encima lo justo sirve para relativizar mucho de lo que cargamos habitualmente.
Por concretar os diré que a día de hoy en mis viajes en bici llevo una mochila específica para ciclismo con una capacidad de 25 litros. Ahora mismo la que uso es una Vaude Splash. Digo que es de 25 litros, pero la suelo llevar en su formato plegado, que me da 20 litros. Tiene la ventaja de que deja una zona libre de contacto con la espalda y de que se puede ajustar a tus medidas corporales. Si vas a hacer cicloturismo de montaña y quieres olvidar las alforjas o el transportín detrás, esta elección, la de la mochila, será la fundamental. Por eso conviene mirar bien antes de decidir. Será la que te abra las puertas al cicloturismo minimalista 🙂
De todos los temas que difundes, y que tus lectores agradecemos, sin duda éste me parece el más difícil de entender. Este apostolado de la mochila se me antoja muy parecido al cilicio o a la mortificación de la carne. Seguro que tienes pecados lo bastante grandes para pagar por siempre esta penitencia que te impones pero los que no solemos peregrinar a lourdes de rodillas no alcanzamos a entender esta contumacia tuya en maltratar tu espalda.
Parrilla, guardabarros trasero, «alforjitas» y luces deberían venir de serie en cualquier bici con la que se vaya a hacer una excursión que incluya picnic campestre. Tanto más si no vas a dormir en casa.
Ander Izagirre, excursionista renombrado, usa una bici de carbono ¡con parrilla!
En fin, allá usté y sus penitencias
Jejeje, ya ves lo diversos que somos los humanos. Curiosamente yo lo veo al revés que tú: menos peso es menos penitencia. Cuando salgo con la de montaña por aquí casi siempre suelo llevar mochila a la espalda. Vale, son cuatro cosas, pero son tantos años que me parece «lo normal». He tenido épocas de salir sin mochila, pero al final es como si me faltar algo.
Así que, cuando pienso en una ruta de varios días la mochila «se viene conmigo» porque siempre ha formado parte de mi manera de salir en bici.
No obstante, entiendo lo que dices. Seguro que hay gente (acepto que incluso la mayoría) que prefieren no tirar de mochila. Pero, insisto, en mi caso, menos peso menos penitencia. Y ten en cuenta que depende por dónde vayas a andar, las alforjas te hacen todo muuuucho más complicado. Aquí mismo, por ejemplo, el diseño de la TransEuskalHerria en muchos tramos te exige casi ir sin alforja.
Eaaaaa, pero ¡¡¡¡para gustos los colores!!!!
Jaja, en menor medida pero yo tambien participo de esta filosofía. Son ya tantos años juntos…
La verdad es que me resulta mucho más cómodo llevar la mochila, nada especifica, que las alforjas que llevaba antes. Andar por caminos estrechos, empujar la bici cuesta arriba o levantarla para sortear una verja se hace mucho más sencillo. Eso sí, tampoco hay que ser tan tiquismiquis como algunos y llevarlo al extremo. Importante, cuidar el tamaño de la mochila.
Creo que la gran diferencia está en llevar artilugios para hacerse la comida en ruta o dormir sin echar mano de la Visa. Si no, yo con mochila.
Al final es la forma en que vamos más cómodos, ¿no? Pero como le decía a Nick, desde luego que habrá quien prefiera hacerlo de otra forma. No quería tanto apostolar cuanto explicar que esa es la forma en que me gusta hacer cicloturismo de montaña 😉
Un detalle: hay alforjas pequeñas y tampoco hay porqué llenarlas. Coincido en llevar solo lo necesario pero que lo sostenga la bici, que no le duelen las barras.
Las alforjas las carga el diablo 😉
Totalmente de acuerdo con Julen. Añadiria: peso max de todo (incluida bici, agua, comida, mochila y la ropa puesta) 20kg. Todo lo q pesa al cuadro (agua y herramientas), y lo mas ligero en la mochila. El primer viaje q hice en bici (transpirenaica) lo empecé con unas alforjas llenas de «porsiacasos», y despues de una paradita en una oficina de correos, lo acabé con una mochila de 20 l q no pesaba ni 5 kg. El viaje cambió radicalmente.
Otra cosa es llevar saco, tienda y cocina, entonces ya no queda otra q usar alforjar.
Ya sabía yo que había alguno más por aquí que era de esta cuerda del minimalismo jajajaja.
Un saludo desde la delegación norte 🙂
Peso, peso, peso…
Los viajes también cambian radicalmente si llevas un 36 en lugar de un 32. El cicloturismo, aunque sea MTB, no es una salida dominguera en la que vas a por el KOM de tu barrio.
Hala!, a comprar carbono en Aliexpress, que eso también baja mucho el peso.
A mi edad no estoy yo para KOMs. ¿Carbono en Aliexpress? Lo hay a quintales… diosssss, qué miedorrr.
Jose Mari, ¡qué bien verte por aquí! Ya ves, con los años me he hecho un enfermo del cicloturismo… con mis manías de señor mayor ya, jajajaja. Siempre te asocio a Islandia. Yo todavía la tengo pendiente, pero algún año de estos cae seguro 🙂
Abrazos.
En lugar de mochila en la espalda, aunque sea ligera, por aquí nos hemos decantado por el bikepacking, es decir colgar las bolsas en la bici (cuadro, manillar, sillín) Como tendremos ocasión de compartir etapas por el Alentejo, volverás a ver como funciona
Compararemos métodos 😉
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A mi también me gusta el bikepacking pero reconozco que continuo usando la mochila como elemento de carga cotidiano. En la vida diaria no me gusta llevar las bolsas más grandes en la bici. La única que se ha quedado fija es la del triángulo del cuadro. En el sillin llevo la típica bolsa de herramientas, pequeña y minimalista. El resto va en la mochila. También es cierto que si dejas alguna bolsa en la bici, se puede prescindir de la mochila y llevar lo justo en el maillot. Incluso podemos utilizar una riñonera si nuestra camiseta no es específica para la práctica del ciclismo y carece de los bolsillos dorsales. Pero lo de que «el minimalismo se cultiva» es muy cierto. Si realmente no quieres cargar con nada superfluo, hay que hacer un esfuerzo por conseguirlo.
Seguramente, Nisti, que si vamos preguntando encontraremos que cada cual tenemos «nuestro sistema» para cicloviajar.
Mucho tiene que ver, desde luego, con la práctica. A medida que viajamos vamos encontrando aquello con lo que nos sentimos a gusto. Lo que importa, es que nos saque una sonrisa mientras pedaleamos 🙂
Gracias por darte una vuelta por aquí.