Vaya por delante: no me gustan las marchas masivas. Ni las cicloturistas, ni las de MTB, ni cualquier tipo de aglomeración. Pero reconozco que se pueden entender siempre como una «fiesta» que sirve para conectar a muchas personas que comparten pasión por algo en concreto. Y entiendo que deben tener su espacio incluso como forma de reivindicación colectiva. Vamos, que no tengo problema por reconocer que el perro verde soy yo y no este tipo de eventos. Desde esa distancia crítica, comparto diez reflexiones en torno a la Marcha Cicloturista Bilbao-Bilbao 2019 que tuvo lugar el pasado domingo 24 de marzo y en la que participé.
- La estadística está para lo que está. Cuando juntas a más de 8.000 almas desgraciadamente vas a ver a más de uno haciendo el cafre. Siento fijarme en estas cosas, pero hay que estar preparado: pasará de todo, incluyendo lo peor de lo peor.
- Parece un acierto habilitar tres opciones de recorrido porque así se abre más el abanico para que pueda participar más gente, desde la más pro a la más dominguera. Es una mezcla curiosa la que se percibe en este marcha. Me parece que es un valor a mantener.
- Como la proporción de hombres frente a mujeres es abrumador es muy probable que veas a algún homo neanderthalensis envalentonado. Dos veces vi cómo piropeaban en el más rancio estilo a un par de voluntarias.
- Relacionado con el punto anterior, creo que sería buena idea poner en marcha algún tipo de incentivo para que hubiera más mujeres en la marcha. Seguro que sería fácil poner sobre la mesa unas cuantas ideas para que se transmita que la cuestión de género también es relevante en ciclismo. Y más viendo la realidad… que habrá que cambiar, digo yo.
- No se me ocurrió que semejante concentración iba a suponer atasco al comienzo. Pues sí, lo hubo, aunque me pareció ver a la gente con mucha paciencia en este sentido. Otro punto a favor. En vez de escuchar quejas, la gente se lo tomó con humor.
- Sé por un compañero que trabaja todos los años como voluntario que no llegaron los dorsales. Desde mi punto de vista no entiendo por qué no se habilita una inscripción vía web y luego se pasa a recoger dorsal y lo que entreguen como regalo.
- Sigue pareciéndome una locura ver cómo ciertos coches quedan atrapados en la marcha. Entiendo que más de un conductor o conductora se ponga de los nervios. Y esto puede dar lugar a situaciones peligrosas. Solo vi, es cierto, un adelantamiento inapropiado subiendo Artebakarra, pero me planteo si no se debería cerrar al tráfico la carretera cuando nos juntamos semejante masa de humanos.
- Es patético que haya gente que se la quiera dar a la organización colándose en la meta sin dorsal para recoger el pequeño detalle que se entrega al finalizar. Otra vez, la estadística es la que es, pero os sorprenderíais de la cantidad de gentuza que forma este pelotón. Ver para creer.
- ¿No habría forma de habilitar una marcha para niñas y niños a partir de cierta edad? No digo que se admitan ruedines, pero estaría bien promocionar el ciclismo y las normas de convivencia entre la gente menuda. Que vean que tienen también su hueco una marcha así fomentaría afición, ¿no?
- Creo que hay mucho potencial para explotar una cierta competencia sana a través de redes sociales y, en particular, vía Strava. Seguro que cualquier iniciativa en esta línea tiene buena acogida teniendo en cuenta la penetración de estas redes en nuestro deporte.
Bueno, pues eso, una al año no hace daño. Si el año pasado no participé porque andaba con algún que otro virus, este año, con buen tiempo, ha sido una delicia el paseo. Seguro que repetiremos… por muy cascarrabias que uno sea 🙂
Ah, y una bola extra. Como decía un amigo, no estaría mal algún sistema capaz de reconocer tu dorsal en las fotos para no desesperarse buscándose a uno mismo en la web.
Jaja, eres un campeón
Pues había otros ocho mil y pico por la carretera el domingo de la Bilbao Bilbao jajajaja